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El sueño de la razón produce monstruos

«DAMA ¡Aquí la tienes! Así es como yo la he visto y, desde luego, profundamente dormida. Obsérvala atentamente.

MÉDICO ¿Cómo ha podido obtener esa vela?

DAMA Estaba al lado de su cama; toda la noche hay una luz cerca de ella; así lo ha solicitado.

MÉDICO Sus ojos están abiertos.

DAMA Pero cerrados a toda sensación.

MÉDICO ¿Qué hace ahora? ¡Qué modo de frotarse las manos!

DAMA Es costumbre suya; parece como si se las estuviera lavando; la he visto insistiendo en esa ocupación todo un cuarto de hora seguido.

LADY MACBETH Todavía tengo aquí una mancha.

MÉDICO ¡Atención, que está hablando! Voy a anotar todo lo que diga; de esa manera lo recordaré mejor.

LADY MACBETH ¡Bórrate, endiablada mancha! ¡Bórrate, digo! ... Una ... dos ... ¡el momento de hacerlo! ¡Oh, lóbrego infierno! ¡Vergüenza, mi señor, qué deshonra! Soldado ... ¡Y cobarde! ¿Por qué hemos de temer que se sepa, cuando nadie puede pedirnos cuenta de ello? ... ¡Quién hubiera pensado que aquel anciano tuviese tanta sangre!»

Así representa Shakespeare en la obra de Macbeth como los sentimientos de culpa llegan a atormentar a las personas, llegando incluso al punto en el que aparece la locura.

Hemos estado investigando y hemos encontrado en este cuadro de Goya un símil entre los búhos y esta situación en la obra. Los animales podrían ser los pensamientos que atormentaban a su esposa o al mismo Macbeth. En consecuencia sus mismas acciones pueden volverse contra él tarde o temprano.

También se nos hace similar con un viejo escritor, conocido por el nombre de Charkes Dickens, que hemos estudiado recientemente. Hablamos de Christmas Carol o, traducido a nuestro idioma como Cuento de Navidad, donde los búhos representarían a los fantasmas que hacen reflexionar al protagonista acerca de lo que ha hecho.

A lo largo de la historia de la literatura hemos visto casi siempre en todas las épocas un personaje al que sus pensamientos le atormenta o le hacen reflexionar sobre sus acciones y desde nuestro punto de vista esta obra representa a la perfección dicho sentimiento.

Por último, nos gustaría hacer una pequeña recomendación a nuestros lectores, y es que en cuanto tengan oportunidad de visitar el Prado, lo hagan. En él podrán perderse entre centenares de cuadros, en los que por una cosa u otra, encontraran su belleza.

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