El extraño caso de R. L. Stevenson y Mr. Hyde, entre otros...
- VmNelly
- 13 abr 2016
- 3 Min. de lectura


"Tras haber pasado toda la mañana trabajando en la escritura de El weir de Hermiston, decidió relajarse charlando con su esposa. Tomó una botella de vino y se dispuso a abrirla, cuando, de repente, exclamó: ¿Qué es eso? ¿Le pasa algo a mi cara? Acto seguido, se desplomó y murió a las pocas horas por una hemorragia cerebral, contando por aquel entonces con 44 años.”
Así se cuenta que fue la muerte de Robert Louis Stevenson. Consumido por su propio personaje. Se podría explicar que esta imagen fue causada por la misma hemorragia cerebral que lo mató, que esta creo tal ilusión. Pero la explicación lógica no callará la leyenda que permanecerá viva en la imaginación y la mente, tal vez un poco morbosa, de los lectores a los que nos ha apasionado el tema que trata el El extraño caso del doctor Jekyll y míster Hyde. Y no tenemos nada más que esto para documentar el dato, tan solo lo que ha ido de boca en boca.
Este no es el único curioso y extraño caso que nos ha dejado la historia de la literatura que relaciona a escritor con personaje, tristemente muchos de ellos hablan de la muerte de las mentes que han enriquecido nuestra cultura. Aquí van unos pocos:
Comenzamos con Shakespeare. Dramaturgo que ha marcado, junto con Miguel de Cervantes, la literatura universal. Sus obras han sido estudiadas minuciosamente, pero cuando se ha querido hacer lo mismo con la persona de William Shakespeare ha sido difícil. Poca información documentada se guarda de su vida. Simplemente a grandes rasgos como todos sabemos. Pero aún así en 1998 la película inglesa Shakespeare in love recrea su vida relacionando la experiencia amorosa del dramaturgo con la historia de Romeo y Julieta. Lástima que la película sea simple ficción.
Seguimos con Molière, el dramaturgo francés. Nacido el 15 de Enero de 1622, es considerado el padre de la comedia francesa del Teatro Clásico Francés. Los últimos años de su vida estuvo enfermo de tuberculosis. Irónicamente, murió después de acabar la representación de El enfermo imaginario
-Le malade imaginaire, en francés-, por un ataque de tos que le había comenzado en mitad de la obra.
El segundo caso es uno conocido para nosotros, los que creamos esta página: la historia que cuenta Remando al Viento (Row with the wind), la película de 1988. En ella se cuenta como Mary Shelley se basa en su propia historia vital para crear el mítico personaje de la criatura del doctor Frankenstein. Lo que hace interesante la historia es que al parecer es verídica a lo que sucedió en la vida de Mary Shelley y Lord Byron.
Hablaremos de Nikolái Gógol. El autor ruso, perteneciente a la rama de Literatura Rusa del siglo XIX, trata la muerte en varias de sus obras, pero está claramente mostradas en Almas muertas, su obra maestra. Y es que fuera de la ficción Gógol tenía una obsesión con la muerte por su miedo a ser enterrado vivo. Se dice que pasó los últimos diez años sin dormir tumbado por si se pensaban que había muerto. Al final, su salud mental empeoró, dejó de comer y murió diez días después por el ayuno.
Pero esta historia no es nada comparada con la siguiente. No podíamos pasarla por alto teniendo en cuenta que ya hemos hablado del siniestro y truculento Edgar Allan Poe. Porque igual de singulares y macabros, o más, que los relatos de Poe, fue el texto que escribió Serguéi Yesenin justo antes de suicidarse, escrito con la sangre de su propia muñeca; comenzaba así:
Adiós, amigo mío, adiós
tú estás en mi corazón.
Una separación predestinada
promete un encuentro futuro.
No hace falta decir que Yesenin padecía serios problemas mentales. Y es que este es un detalle que fascina a los autores; los hay que se acaban convirtiendo en personajes con vidas y personalidades dignas de libro.
Para finalizar, en el último y más nostálgico caso, por la reciente de defunción y su contemporaneidad, está Gabriel García Márquez. En este caso recomiendo que no se continúe leyendo y se vaya directamente al último párrafo si el lector quiere leer Cien años de soledad, porque spoiler va. Y es que el autor, al igual que Úrsula Iguarán en la novela, murió un Jueves Santo. Sencillo dato que quedará en el recuerdo de los admiradores de la novela y avivará de cierta forma su imaginación.
Algunas de las historias que se cuentan de este estilo son simples leyendas y ficción, al igual que en el caso de R. L. Stevenson, otros están documentados, también los encontramos totalmente intencionados y los hay que son meras coincidencias. Pero todos, como ya he dicho, avivan la imaginación del lector haciendo que rompamos es pequeña línea entre el escritor real y escritor modelo que creamos basándonos en el narrador, el personaje principal y la historia escrita en el papel; un sueño para cualquier lector.
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